Despega el avión, está nublado. El aparato asciende, se mete entre las nubes. Y de repente emerge a la superficie, para descubrirte el espectáculo, el mar de algodón. El sol en su paraíso privado, su escondite secreto. Siempre me he preguntado que habrían escrito los grandes poetas del pasado sobre tal escena, las olas de vapor, la luz pura y helada, el sol armado, limpio, los montes de agua.
Volando de Bruselas a Barcelona:
13.10.07
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